VATICANO,
Del 26 de noviembre al 2 de diciembre el Papa Francisco viajará a Myanmar y Bangladesh en una visita considerada de gran trascendencia debido a la complicada situación diplomática entre ambos países.
Desde el mes de agosto de 2017, millones de musulmanes de Myanmar han abandonado sus hogares y han huido a Bangladesh como consecuencia de la persecución de la que son víctimas por parte de las autoridades militares de su país.
A pesar de ser fronterizos, Myanmar y Bangladesh son dos países muy diferentes. Myanmar, cuyo nombre internacionalmente reconocido es Birmania, es un país de 50 millones de habitantes en el que el 74,69% son budistas. Los musulmanes, a los que se les denomina de forma despectiva "rohingya", representan el 3,77% de la población.
Bangladesh, por el contrario, es un país mayoritariamente musulmán. Es un territorio muy pequeño con una gran densidad de población: acoge a unos 156 millones de habitantes en un territorio de solo 143 mil 998 kilómetros cuadrados.
En numerosas ocasiones, el Papa Francisco ha mostrado su preocupación por el respeto a los derechos humanos de las minorías en Myanmar, y ha reclamado respeto para la minoría musulmana birmana, que han sido desposeídos de su ciudadanía.
Por lo tanto, es indudable que el tema de los derechos humanos tendrá un especial protagonismo en la visita papal. Sin embargo, no es el único motivo por el que Francisco viaja a estos dos países asiáticos.