VATICANO,
Desde que el 25 de agosto de 2017 el grupo guerrillero Ejército de Salvación Rohingya de Arakán (ESRA) lanzara un ataque terrorista contra puestos del ejército y de la policía en Myanmar (Birmania), más de 600 mil musulmanes de la etnia denominada "rohingya" han abandonado sus hogares para refugiarse en la vecina Bangladesh para huir de la represión emprendida por las autoridades birmanas como respuesta al ataque.
Para comprender mejor esta situación y la realidad de esta población asiática, es necesario primer responder a la pregunta: ¿quiénes son exactamente los rohingya?
Los rohingya son un grupo heterogéneo de personas que comparten una religión mayoritaria, la musulmana, y una misma lengua, el rohingya, fruto de la fusión de diferentes idiomas como el árabe, el urdu o el birmano, que se escribe principalmente con caracteres árabes.
La presencia en Myanmar de este pueblo está registrada desde el siglo VIII. Son descendientes principalmente de comerciantes árabes, pero también de turcomanos, persas y de otros pueblos islámicos de las costas del sur y del interior asiático.
A pesar de su carácter de minoría étnica, cultural y religiosa en un país mayoritariamente budista de lengua birmana, los rohingya no se identifican como un grupo unificado.
La denominación rohingya procede de la comunidad internacional que constata la afinidad del idioma entre los diversos pueblos que la conforman, con un objetivo político. No es un término que se pueda usar para representarlos como un solo pueblo.