En este homenaje, indicó el Purpurado, "nos reunimos como familia arquidiocesana para celebrar piadosamente la marcha del Dr. King por la libertad, y decidirnos a continuar esa marcha juntos".
La Caminata con María conmemora anualmente a la Virgen de Guadalupe, "por lo que invitamos a los católicos locales de todos los orígenes a caminar y orar juntos en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en reconocimiento del papel que cumple la Virgen María como nuestra madre espiritual y patrona de las Américas".
La Arquidiócesis también celebra, con la Iglesia en Estados Unidos, la Semana Nacional de Migración y "alienta a los católicos de nuestras parroquias locales a reflexionar sobre los desafíos que enfrentan los inmigrantes, los refugiados y las víctimas del tráfico de personas".
Además de diversos proyectos educativos y de atención a los migrantes recién llegados, el Cardenal exhortó a las parroquias "a tomar medidas positivas para promover la unidad y el entendimiento entre todos los miembros de nuestra familia de fe. La Eucaristía dominical ofrece una gran cantidad de oportunidades para reflexionar sobre este tema".
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"Las oraciones de los fieles pueden promover la justicia social e instar a la eliminación del racismo. Las homilías pueden exponer las implicaciones de la fe cristiana frente al prejuicio y el comportamiento racista".
Las parroquias, dijo asimismo, "pueden ofrecer oportunidades y material catequético para que los adultos comiencen un diálogo sobre cómo abordar las situaciones aquí planteadas".
En el debate público sobre los desafíos de esta época, continuó, "también debemos defender la dignidad de la vida humana en todas sus etapas y debemos insistir en el lugar que le corresponde a la fe religiosa. Sin Dios y sin el sentido del bien y el mal que engendran las convicciones religiosas, nunca podremos confrontar adecuadamente el racismo".
"Es posible que la eliminación del racismo parezca una tarea abrumadora para cualquiera de nosotros e incluso para toda la Iglesia. Sin embargo, ponemos nuestra confianza en el Señor".
Finalmente el Arzobispo resaltó que "en la peregrinación hacia ese 'cielo nuevo y tierra nueva', avanzamos con fe en la gracia de Dios, con esperanza en nuestra propia determinación y, sobre todo, en el amor mutuo entre unos y otros como hijos de Dios".
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