VATICANO,
Tener esperanza es también una actitud de "espera vigilante". Y sobre este tema habló el Papa Francisco en la catequesis de la Audiencia General del miércoles.
Después de la Resurrección, "los cristianos viven tiempos serenos y de angustia" pero los cristianos "no se rinden nunca", sostuvo en la Plaza de San Pedro.
"Este mundo exige nuestra responsabilidad, y nosotros la asumimos toda con amor. Jesús quiere que nuestra existencia sea laboriosa, que no bajemos nunca la guardia, para acoger con gratitud y estupor cada nuevo día que nos dona Dios".
"Cada mañana –continuó– es una página blanca que el cristiano comienza a escribir con las obras de bien. Hemos sido ya salvados por la redención de Jesús, pero ahora atendemos la plena manifestación de su señoría: cuando finalmente Dios será todo en todos".
Francisco manifestó que el día en el que Jesús vuelva, los cristianos "tenemos que estar preparados para la salvación que llega, preparados para el encuentro".
Pero el Papa advirtió también que "el cristiano no está hecho para el aburrimiento", sino para "la paciencia". "Sabe que también en la monotonía de ciertos días siempre iguales está escondido un misterio de gracia". "Hay personas que con la perseverancia de su amor se convierten en pozos que riegan los desiertos".