VATICANO,
El Papa Francisco aseguró que "el abuso sexual es un pecado horrible, completamente opuesto y en contradicción con lo que Cristo y la Iglesia nos enseñan", y afirmó sentir vergüenza "por los abusos cometidos por ministros sagrados, que deberían ser los más dignos de confianza".
En un discurso entregado en mano a los miembros de la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores, a los que recibió en audiencia en el Palacio Apostólico del Vaticano con motivo de la apertura de su Asamblea Plenaria, el Santo Padre quiso compartir "el profundo dolor que siento en el alma por la situación de los niños abusados".
"El escándalo del abuso sexual es verdaderamente una ruina terrible para toda la humanidad que afecta a tantos niños, jóvenes y adultos vulnerables en todos los países y en todas las sociedades. También para la Iglesia ha sido una experiencia muy dolorosa", lamentó.
Sin embargo, también valoró el llamado recibido por la Iglesia a "acoger la misión del Evangelio para la protección de todos los menores y adultos vulnerables", un llamado "que estamos seguros de que viene directamente de nuestro Señor Jesucristo".
Sobre los abusos a menores cometidos por algunos miembros del clero, el Pontífice reiteró que la Iglesia responderá a todos los niveles "con la aplicación de las más firmes medidas a todos aquellos que han traicionado su llamado y han abusado de los hijos de Dios".
"Las medidas disciplinarias que las Iglesias particulares han adoptado deben aplicarse a todos los que trabajan en las instituciones de la Iglesia. Sin embargo, la responsabilidad primordial es de los Obispos, sacerdotes y religiosos, de aquellos que han recibido del Señor la vocación de ofrecer sus vidas al servicio, incluyendo la protección vigilante de todos los niños, jóvenes y adultos vulnerables".