SANTIAGO,
Este jueves 14 de septiembre, la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, promulgó uno de los proyectos emblemáticos de su mandato: La ley que despenaliza el aborto en caso de riesgo para la vida de la madre, "inviabilidad" fetal y por violación.
De estas forma, la ley de aborto, que comenzó su tramitación el 31 de enero de 2015, entrará en vigencia una vez que el Ministerio de Salud entregue el reglamento de ejecución, en un plazo de 90 días.
La discusión de la ley se caracterizó por la presión política del gobierno de la Nueva Mayoría, los eufemismos y las contradicciones jurídicas y valóricas.
El documento nunca contó con la aprobación total de la ciudadanía; se redactó contra la voluntad de médicos, profesionales e instituciones de salud y parlamentarios. Incluso recibió las duras críticas de la Iglesia Católica y otros credos religiosos; de fundaciones y proyectos reconocidos de apoyo a la mujer con embarazo vulnerable.
La ley describe que las mujeres podrán abortar cuando su vida esté en riesgo. Asimismo, una mujer podrá abortar por inviabilidad fetal, es decir, cuando el "embrión o feto padezca una alteración estructural congénita o genética de carácter letal" ya que "forzar a la mujer" a continuar con su embarazo o esperar la muerte del bebé en su vientre es "mantenerla en permanente estado de duelo", describe el texto de la nueva ley.
Sin embargo, los expertos advirtieron que la práctica abortiva puede llegar a discriminar a niños con síndrome de Down, por ejemplo, o con anencefalia, casos en los que los niños han sobrevivido más allá del pronóstico médico.