BOGOTÁ,
En cada vuelo papal suelen acompañar al Papa unos 70 periodistas. La mayoría, corresponsales que desde Roma se ocupan para diversos medios de informar del Vaticano.
Poco después de que el avión despegue, una vez que ha alcanzado la altura necesaria, el Pontífice acude a la parte posterior del mismo para dedicar unas breves palabras y saludar uno a uno a los profesionales.
En el vuelo de viaje a Roma no fue de otra manera. Francisco apareció con rostros sonriente, sereno y micrófono en mano pidió a los periodistas que rezasen por su viaje a Colombia y también por Venezuela, país por el que sobrevolaría el avión antes de llegar a su destino.
Pero el Papa también dedica algunos minutos a saludar uno a uno a los comunicadores. Algunos le regalan libros cuyos propios autores son ellos mismos, otros le entregan cartas y también hay quien le pide que bendiga algún rosario.
El que escribe estas líneas, corresponsal de ACI Prensa y de EWTN Noticias en Roma, fue uno de ellos. Cuando llegó mi turno, el Director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Greg Burke, me presentó.
"Santidad, me gustaría mostrarle un vídeo que ha grabado mi familia. Mis padres, mi abuela, mi hermano y su mujer, y mis cuatros sobrinos", le dije. "¡Claro que sí!", respondió él con una sonrisa.