BOGOTÁ,
A su llegada a la Nunciatura Apostólica en Bogotá, en su primer día en Colombia, el Papa Francisco fue recibido por cantos y bailes realizados por niños y jóvenes que abandonaron las calles y los vicios, y que son atendidos por el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON). Entre los miembros de la institución que participaron en la ceremonia de recepción al Papa se encontraba José Bonilla, un joven que dejó las drogas y la delincuencia hace más de década y media.
El IDIPRON surgió como una iniciativa del fallecido sacerdote salesiano Javier de Nicolò, nacido en Italia en 1928 y radicado en Colombia desde 1949. El instituto, hoy bajo la dirección del P. Wilfredo Grajales, y con el apoyo del Ayuntamiento de Bogotá, atiende y educa a niños y jóvenes en situación vulnerable.
José, que usa el nombre artístico de "338 Bonilla", se describe como "cantante de rap gracias a Cristo, a Dios, al Papa Francisco y a nuestro creador, Javier de Nicolò".
"Hace 16 años salí de la calle, salí de la drogadicción", recuerda José, en declaraciones a ACI Prensa, y destaca la ayuda del actual Alcalde de Bogotá, Enrique Pelañosa, que también gobernaba el ayuntamiento de Bogotá en esos días, "cuando destruyeron 'El Cartucho'".
"El Cartucho" fue una de las zonas de mayor delincuencia y tráfico de drogas que tenía Bogotá décadas atrás, y estaba ubicado muy cerca del Ayuntamiento. Tiempo después de su destrucción, su lugar en el narcotráfico, la prostitución y la violencia lo ocuparía "El Bronx".
En mayo de 2016, una operación combinada de la Policía y el Ejército, con alrededor de 2500 efectivos, se desalojó "El Bronx", encontrando evidencia de torturas, asesinatos e incluso ritos satánicos.