VATICANO,
Antes del rezo del Ángelus de este domingo, el Papa Francisco hizo una reflexión en la que destacó que cada católico, cada fiel bautizado es una piedra viva, pequeña y preciosa que en manos de Jesús se orienta a la construcción de la Iglesia.
En su meditación sobre el Evangelio de este domingo en el que el Señor le dice a Pedro que él es la roca sobre la que construirá la Iglesia, el Santo Padre resaltó que "también con nosotros hoy, Jesús quiere continuar construyendo la Iglesia, esta casa con fundamentos sólidos pero donde no faltan las grietas", que además tiene "una continua necesidad de ser reformada, reparada".
"Nosotros ciertamente no nos sentimos rocas, sino solo pequeñas piedras. Sin embargo, ninguna piedra pequeña es inútil. En las manos de Jesús la más pequeña piedra se hace preciosa, porque Él la toma, la mira con ternura, la trabaja con su Espíritu, y la coloca en el lugar justo, que Él siempre ha pensado y donde puede ser más útil a toda la construcción".
Francisco subrayó que "cada uno de nosotros es una pequeña piedra, pero en las manos de Jesús se orienta a la construcción de la Iglesia".
"Y todos nosotros, siendo pequeños, somos 'piedras vivas' porque cuando Jesús toma en sus manos la piedra, la hace suya, la hace viva, la llena de su amor, y así tenemos un lugar y una misión en la Iglesia: ella, la Iglesia, es comunidad de vida, hecha de muchísimas piedras, todas distintas, que forman un único edificio en el signo de la fraternidad y de la comunión".
El Papa dijo también que "el Evangelio de este domingo (Mt 16,13-20) nos recuerda un pasaje clave en el camino de Jesús con sus discípulos: el momento en el que Él quiere verificar hasta qué punto tienen fe en Él".