MONTEVIDEO,
Con un llamado a agradecer el don de la vocación y a demostrar esa felicidad para que más personas se acerquen a Dios; los obispos, presbíteros y seminaristas de Uruguay se reunieron el 3 de agosto para celebrar la fiesta de San Juan María Vianney, conocido como Santo Cura de Ars, patrono de sacerdotes y párrocos.
La Misa realizada en el Seminario Interdiocesano Cristo Rey, en Montevideo, fue presidida por el Arzobispo local, Cardenal Daniel Sturla; junto al Presidente de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) y Obispo de Mercedes, Mons. Carlos Collazzi; y el Obispo de San José de Mayo y Vicepresidente de la CEU, Mons. Arturo Fajardo.
El Obispo de Maldonado, Mons. Rodolfo Wirz, fue el encargado de dirigirla homilía, en la cual abordó algunos aspectos de la vida de Santo Cura de Ars, como que se "levantaba tempranito" y hacía diversas labores de hogar y con los fieles.
"La iniciación de él no fue fácil: profundizar la fe, aprender latín, había tratado de escapar del servicio militar, tenía problemas con párrocos ya como seminarista, hasta que al final sí, a pesar de las vueltas, pudo celebrar y recibir lo que era la culminación de su preparación para ser sacerdote", dijo.
El Obispo de Maldonado admitió que en el camino del sacerdocio también "pueden surgir momentos de dudas. Pero, en la medida en que podamos transmitir con nuestra vocación qué es lo más importante, el Señor nos va iluminando y la gente se da cuenta de que estamos planteando algo que es exigente porque duele: profundizar en la fe, reconocer nuestros pecados, pedir perdón".
El Prelado destacó la gran felicidad que provoca vivir intensamente la vocación sacerdotal. "Es un don de Dios, no es un esfuerzo propio", afirmó. Por ello animó a los sacerdotes a "dar tiempo a las cosas, de que realmente nuestra presencia estimule, de motivar para que cada uno de nuestros parroquianos sienta no solo que Dios existe, sino que Dios está cerca, que busca nuestra felicidad y que es posible ser cristianos".