La Asamblea general de las Naciones Unidas ha proclamado el 2017 "Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo". Oportunamente, la Organización Mundial del Turismo (OMT) ha hecho suya esta decisión eligiendo como título para la Jornada de 2017 "El turismo sostenible como instrumento de desarrollo".
2. Cuando hablamos de turismo, nos referimos a un fenómeno de gran importancia, tanto por el número de personas implicadas (viajeros y trabajadores), como por los numerosos beneficios que puede ofrecer (tanto económicos como culturales y sociales), pero también por los riesgos y peligros que en diversos ámbitos puede suponer.
Según el último Barómetro de la Organización Mundial del Turismo, referido a 2016, asciende a unos 1.235 millones el número de llegadas turísticas internacionales.
A nivel mundial, el sector representa el 10% del PIB y el 7% del total de las exportaciones, teniendo en cuenta que uno de cada 11 puestos de trabajo se encuentra en el turismo. Éste ocupa por tanto un lugar relevante en las economías de los diversos Estados y en las políticas dirigidas a alcanzar el desarrollo inclusivo y la sostenibilidad ambiental a nivel global.
3. El turismo puede ser un instrumento importante para el crecimiento y para la lucha contra la pobreza. Según la doctrina social de la Iglesia, el auténtico desarrollo "no se reduce al simple crecimiento económico". Éste, de hecho, para ser auténtico "debe ser integral", es decir, "promover a todos los hombres y a todo el hombre", como pone de manifiesto la Carta encíclica Populorum progressio. En este sentido, Pablo VI subrayaba la necesidad de promover un "humanismo pleno", que incluya las exigencias materiales y espirituales para la maduración de toda persona en su propia dignidad. Veinte años después, en 1987, la ONU introducía el concepto de desarrollo sostenible como aquel "que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias". Para la Iglesia, el concepto "integral", unido a la expresión "desarrollo humano", permite incluir también esa sostenibilidad de la que hablan las Naciones Unidas, abrazando todos los aspectos de la vida: social, económico, político, cultural, espiritual, y haciéndoles parte de una única síntesis, la persona humana.
La OMT ha aplicado estas ideas para promover el "turismo sostenible". Esto significa que debe ser responsable, no destructivo ni perjudicial para el ambiente ni para el contexto sociocultural sobre el que incide, particularmente respetuoso con las poblaciones y su patrimonio, orientado a la salvaguardia de la dignidad personal y de los derechos laborales, al tiempo que atento a las personas más desfavorecidas y vulnerables. El tiempo de vacaciones no puede ser, de hecho, pretexto ni para la irresponsabilidad ni para la explotación: es más, éste es un tiempo noble, en el que cada uno puede enriquecer su propia vida y la de los demás. El turismo sostenible es un instrumento de desarrollo también para las economías en dificultad si se convierte en vehículo de nuevas oportunidades, y no en fuente de problemas.