VATICANO,
Miles de personas rezaron un domingo más el Ángelus junto al Papa Francisco, quien en su breve catequesis habló de la parábola del Sembrador e invitó a no dejar sofocar la presencia de Dios por los vicios del mundo y las ambiciones de poder y riquezas.
"Preguntémonos si nuestro corazón está abierto para acoger con fe la semilla de la Palabra de Dios. Preguntémonos si en nosotros las piedras son todavía numerosas y grandes. Llamemos por su nombre a los espinos de los vicios", dijo el Papa.
Sobre la figura del Sembrador, dijo que "es Jesús que esparce con paciencia y generosidad su Palabra, que no es una jaula o una trampa, sino una semilla que puede dar fruto. ¿De qué manera? Si nosotros la acogemos", explicó.
Francisco afirmó que Jesús realiza una "radiografía espiritual" de "nuestro corazón, que es el terreno sobre el que cae la semilla de la Palabra". "Nuestro corazón, como un terreno, puede ser bueno y entonces la Palabra lleva fruto, pero puede ser también duro, impermeable. Esto acontece cuando escuchamos la Palabra, pero nos resbala".
"Entre el terreno bueno y el camino hay dos tipos de tierra intermedios que, de diferente manera, podemos ser nosotros".
El Papa dijo que el primero es el "pedregoso": es el corazón superficial, que acoge al Señor, quiere orar, amar y testimoniar, pero no persevera, se estanca y no 'despega' nunca. Es un corazón sin espesor, donde las piedras de la pereza prevalecen sobre la tierra buena, donde el amor es inconstante y pasajero".