REDACCION CENTRAL,
La ciudad de Mosul, ubicada en el norte de Irak, fue declarada libre del control de los terroristas del Estado Islámico (ISIS) el 9 de julio, luego de tres años en los que el grupo extremista musulmán la convirtió en su bastión de guerra.
Antes de la invasión del ISIS en junio de 2014, Mosul era una de las ciudades iraquíes donde vivía la mayor cantidad de cristianos. Muchos tuvieron que abandonar la urbe porque los yihadistas los amenazaban de muerte si rechazaban convertirse al Islam o los forzaban a pagar un impuesto de sumisión.
Gran número de los cristianos que vivían en los pueblos de la llanura del Nínive, como Qaraqosh, también tuvieron que huir.
Durante los tres años de ocupación de Mosul, el Estado Islámico destruyó casas y negocios de los cristianos. También vandalizaron varias iglesias y monasterios y llegaron a utilizar una catedral cristiana como una cárcel para violar a sus esclavas sexuales.
Desde octubre de 2016 el ejército iraquí lanzó una ofensiva para recuperar las aldeas de la llanura del Nínive y Mosul. En enero de 2017, las fuerza iraquíes lograron expulsar al ISIS de la zona este de Mosul.
En declaraciones a ACI Prensa, Tanneguy Roblin, jefe de la misión de la organización de ayuda francesa SOS Chrétiens d'Orient (SOS Cristianos de Oriente) en Irak, explicó la visión del futuro que tienen los cristianos que huyeron de Mosul.