ORLANDO,
El Arzobispo de Los Ángeles en Estados Unidos, Mons. José Gómez, contó una anécdota de su adolescencia sobre cómo las ganas de conducir el auto de su padre lo llevaron a tomar una decisión que cambiaría su vida.
El Prelado compartió su testimonio el lunes 3 de su julio durante su intervención en la Convocatoria de Líderes Católicos "La alegría del Evangelio en América", que se realiza en la ciudad de Orlando, Estados Unidos, del 1 al 4 de julio.
Mons. Gómez afirmó que cuando tenía 16 años, "una de las razones por las que comencé a ir a Misa diaria fue porque era la única manera para que mi padre me permitiera conducir su auto".
"Le decía: 'quiero salir con mis amigos'. No había carro. Le decía: 'quiero ir a Misa' y él me respondía: 'toma las llaves'", comentó.
"Honestamente, cuando reflexioné sobre mi vida, tomar esa decisión de ir a Misa cambió mi vida. Miren donde estoy ahora", afirmó el Prelado. También contó que en su conversión influyeron la vida de piedad de sus padres y el hecho de haber estudiado en colegios católicos.
El Arzobispo de los Ángeles compartió esta anécdota para explicar que asistir a Misa es una de las prácticas que ayudan a profundizar la relación con Jesús para así poder salir al encuentro de aquellas personas que viven "en la periferia espiritual", es decir en el sufrimiento y en la soledad.