JERUSALÉN,
Cada 1 de julio en la Basílica de la Agonía en Jerusalén se celebra la Misa por la fiesta de la Preciosísima Sangre de Jesús y los frailes franciscanos conmemoran este día con un gesto muy especial.
En el inicio de la Eucaristía, se rocían pétalos de rosa sobre la roca donde, según la tradición, cayeron las gotas del sudor de sangre que derramó Jesús mientras rezaba durante la noche de su Pasión en el Monte de los Olivos.
Tras el Concilio Vaticano II, esta fiesta, instituida en 1849 por el Papa Pío IX, pasó a celebrarse junto con la fiesta del Corpus Domini en un solo día: en la Solemnidad del Corpus Christi, que tiene lugar 60 días después del Domingo de Resurrección.
Sin embargo, la Custodia de Tierra Santa todavía festeja por separado la fiesta de la Preciosísima Sangre de Jesús porque en la Basílica de la Agonía se conserva el espacio físico donde Jesús sudó sangre.