VATICANO,
El Papa Francisco abogó por un nuevo pacto social en el que se garantice el derecho a una pensión para aquellos ancianos que ni quieren ni pueden trabajar, y el trabajo a los jóvenes que quieren y deben trabajar, además de rechazar las "pensiones de oro", tan injustas como las "pensiones pobres".
El Pontífice realizó este llamado en una audiencia concedida en el Aula Pablo VI, en el Vaticano, a los delegados del Congreso Italiano de Sindicatos del Trabajo con motivo de su 18º Congreso Nacional.
El Santo Padre destacó la belleza del lema elegido para este Congreso, "Por la persona, por el trabajo", y señaló que "'persona' y 'trabajo' son dos palabras que pueden y deben estar unidas. Porque si pensamos y decimos 'trabajo' sin 'persona', el trabajo termina por convertirse en algo deshumano, olvidando a la persona, se olvida y se abandona a sí mismo".
Por otro lado, "pensemos en una persona sin trabajo, estamos entonces ante algo parcial, incompleto, porque la persona se realiza en plenitud cuando se convierte en trabajador, trabajadora; porque el individuo se vuelve persona cuando se abre a los demás, a la vida social, cuando florece en el trabajo".
El Pontífice matizó que la persona "no sólo es trabajo, porque no siempre trabajamos, no siempre debemos trabajar. Los niños no trabajan, y no deben trabajar. No trabajamos cuando estamos enfermos, no trabajamos cuando somos ancianos", indicó a modo de ejemplo.
En este sentido, subrayó en el derecho que tienen determinadas personas a no trabajar porque no deben o no pueden, y lamentó que haya en el mundo "tantos niños que trabajan y no estudian, cuando el único trabajo bueno para ellos es estudiar. O cuando no siempre, y no a todos, se les reconoce el derecho a una pensión justa, o cuando un trabajador enferma y es descartado del mundo del trabajo en nombre de la eficiencia".