El especialista en medicina interna, Dr. T. Brian Callister, decidió ser médico para salvar muchas vidas y hacer la diferencia, pero ese deseo fue suprimido debido a la legislación de suicidio asistido en los Estados Unidos.
Recientemente, el también Director de Medicina Nacional de la Familia de Hospitales LifeCare, con sede en Nevada, tuvo un par de pacientes a los que se les negó el tratamiento en los dos meses que ambos necesitaban procedimientos para salvar sus vidas.
En ambos casos, el médico solicitó una transferencia hospitalaria a sus estados de origen: uno en California y otro en Oregon. Sin embargo, sus compañías de seguros negaron esa transferencia y, además, le preguntaron a Callister si ya les había ofrecido a sus pacientes el suicidio asistido.
"Estaba solo. Lo mejor que pude hacer fue pensar 'uh, esto no es legal aquí todavía'. Dijeron que si los regresaba podían cuidarlos", dijo Callister el 23 de junio, en una entrevista concedida CNA –agencia en inglés del Grupo ACI–.
Además, dijo que en ningún momento indicó que él o sus pacientes estuvieran interesados en el suicidio asistido. Sin embargo, se ofreció porque era la opción más barata.
Las leyes de Transferencia y Responsabilidad de Seguro Médico (HIPPA), que rigen la privacidad de la información del paciente, limitan los detalles que Callister puede tener en estos casos.