VATICANO,
Durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco explicó que para ser santos "no es necesario estar rezando todo el día", y aseguró que lo que hay que hacer es "cumplir con nuestro deber con el corazón abierto a Dios".
"Pensamos que es algo difícil, ser santos. Que es más fácil ser delincuente que santo. ¡No! Ser santo se puede porque nos ayuda el Señor. Es Él quien nos ayuda".
En una nueva catequesis centrada en la esperanza, el Santo Padre reflexionó sobre los santos, "testimonios y compañeros de la esperanza". Recordó cómo "en el día de nuestro Bautismo resonó, por nosotros, la invocación de los santos. Muchos de nosotros, en aquel momento, éramos niños, y nos llevaban en los brazos de nuestros padres".
Esa ocasión, subrayó el Pontífice, "fue la primera en la que, en el transcurso de nuestra vida, se nos regaló esta compañía de nuestros hermanos y hermanas mayores que pasaron por el mismo camino que nosotros, que conocieron nuestras mismas fatigas y que viven para siempre en el abrazo de Dios".
"Dios no nos abandona jamás", aseguró. "En toda ocasión en que estemos necesitados, vendrá uno de sus ángeles a infundirnos consuelo". "Los santos de Dios están siempre aquí, ocultos en medio de nosotros".
Ahora bien, planteó el Papa, "alguno de vosotros podrá preguntarme: 'Pero Padre, ¿se puede ser Santo en la vida de cada día?'. 'Sí, se puede'. '¿Pero eso significa que tengo que rezar todo el día?'. 'No. Eso significa que tú tienes que cumplir con tu deber todo el día: rezar, ir al trabajo, cuidar a los hijos… Y hacerlo todo con el corazón abierto a Dios. Con esa alegría de que ese trabajo, también en la enfermedad, el sufrimiento, la dificultad, esté abierto a Dios. Y así seremos santos".