VATICANO,
Hace unos días, el Papa Francisco recibió a una delegación de la diócesis nigeriana de Ahiara para tratar algunos problemas y dio una serie de recomendaciones para solucionarlos.
En concreto, durante más de cuatro años los sacerdotes de esta diócesis, situada al sureste del país, se han negado a obedecer a su obispo, Peter Okpaleke, por razones étnicas, esto es, porque no pertenece a la etnia Mbaise.
La situación ha llegado al punto de que el Papa Francisco se ha visto obligado a amenazar con una suspensión ad divinis a aquellos sacerdotes que de aquí al 9 de julio no escriban una carta pidiendo perdón por su comportamiento.
En la audiencia, el Papa dijo a la delegación que "quien se opone a este obispo, quiere destruir la Iglesia. Es un pecado mortal".
El Papa reconoció que incluso ha pensado en suprimir la diócesis y señaló que la situación le está provocando mucho dolor. Finalmente no lo hará, pero si ha dado una serie de indicaciones: todo sacerdote que pertenezca a la diócesis deberá escribirle a él personalmente una carta en la que pida perdón.
En la misiva, deben manifestar "total obediencia al Papa" y aceptar al obispo elegido por él. La carta debe ser enviada en los próximos 30 días y quien no lo haga "será suspendido a divinis de forma inmediata.