MADRID,
"La culminación de toda una vida de esfuerzo estaba ante mí. En ese momento no parecía que hubiese otra opción. El debate sobre cuándo empieza la vida de un bebé daba vueltas en mi cabeza, y un parto en el tope de mi carrera me fue insoportable. ¿Qué pensarían mis patrocinadores, mi familia, mi iglesia, mis fanáticos?".
Con esta frase, la estadounidense Sanya Richards, cuatro veces campeona olímpica, confiesa en sus memorias que abortó un día antes de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 como única solución para continuar en el deporte de élite.
En su biografía, que acaba de salir a la venta en Estados Unidos, Richards añade que no es la única atleta americana que lo ha hecho: "No conozco a una sola atleta que no haya tenido un aborto", tal y como lo recoge Mundo Deportivo.
Por aquel entonces, la excampeona olímpica se encontraba comprometida con el jugador de fútbol americano Aaron Ross y ambos tenían planes de casarse en 2010, pero el embarazo llegó por sorpresa.
El aborto, una salida para las deportistas de élite
Y es que la estadounidense asegura que la mayoría de atletas se niegan a recurrir a las píldoras anticonceptivas por considerar que "van a ganar peso y les va a afectar físicamente en sus carreras".