GÉNOVA,
El Papa Francisco, durante su viaje apostólico a Génova, se encontró con jóvenes misioneros y les animó a ir a la misión con un corazón abierto y listo para amar, y no ver la realidad como la ven los turistas: por medio de fotografías.
En el encuentro, en el Santuario de Nuestra Señora de la Guardia, el Santo Padre habló sobre las transformaciones que se producen en el interior del que acude a las misiones. "El ser misionero te lleva a aprender a mirar. A aprender a mirar con ojos nuevos, porque con la misión los ojos se renuevan. Aprender a mira la ciudad, nuestra vida, la familia, todo lo que está a nuestro alrededor. La experiencia misionera te abre los ojos y el corazón".
El Papa dijo a los jóvenes que cuando decidan ir de misiones, no lo hagan como turistas. Ser verdaderos misioneros ayuda a dejar de ser "turistas de la vida para convertirnos en hombres y mujeres jóvenes que aman con compromiso la vida".
El Santo Padre insistió en ese concepto de "turistas de la vida" contrapuesto al misionero. "Habéis visto a estos que hacen fotos de todo cuando van de turismo, y no miran nada. Luego miran las fotografías en casa. Pero una cosa es mirar la realidad y otra mirar las fotografías, y si nuestra vida es de turista solo miraremos las fotografías o las cosas que pensamos que es la realidad".
"Es una tentación para los jóvenes el ser turistas, el mirar la vida con ojos de turista, superficialmente. No toco la realidad, no miro las cosas que suceden, no miro las cosas como son. Abandonad esa actitud de turistas para volveros jóvenes con compromisos serios con la vida. Las misiones os ayudan a permanecer más atentos, más sensibles, y a mirar con atención".
La misión, "al enseñarte a mirar con ojos nuevos, te acerca al corazón de muchas personas, y destruye la hipocresía. Encontrar a gente adulta hipócrita es algo feo, pero encontrar a un joven que comienza la vida con una actitud de hipocresía, esto es suicida".