NUEVA DELHI,
No solo la Iglesia en la India espera con ansias la beatificación de la religiosa clarisa Rani María Vattalil, sino también quien la asesinó, Samandar Singh, un hindú que la apuñaló 54 veces por odio a la fe hace 22 años.
"Lo que sucedió fue muy malo, y no debió haber ocurrido. Pero lo que está sucediendo ahora es bueno. Estoy deseando que llegue", dijo Singh, en una entrevista concedida el 29 de abril al National Catholic Register.
Singh, que es ahora un agricultor de 50 años dedicado a compartir sus ganancias con los necesitados, aseguró que "la respuesta amorosa de los cristianos" lo "ha transformado" para siempre.
El asesinato de Rani María Vattalil ocurrió frente a docenas de pasajeros en un autobús el 25 de febrero de 1995, luego de que Samandar fuera inducido por el líder local hindú Jeevan Singh. Este último fue una de las tantas personas que no estaban de acuerdo con el trabajo social que realizaba la religiosa entre las mujeres de la aldea, organizando grupos de autoayuda para alejarlas de prestamistas agresivos.
Posteriormente, cuando Samandar Singh fue apresado por haber cometido el crimen, pudo conocer la misericordia cristiana a través del testimonio de un sacerdote de la congregación Carmelitas de María Inmaculada, el P. Michael Porattukara, que lo acompañó en su proceso de reconciliación durante su estancia en prisión.
"Yo estaba hirviendo de ira y contando días en la cárcel. Había planeado que el día que me liberaran me dirigiría a la casa de Jeevan Singh para matarlo y colgarme en un árbol. Fue entonces cuando el P. Porattukara vino a visitarme en 2001", relató Singh en la parroquia natal del sacerdote ubicada en Ollur.