DAKOTA DEL NORTE,
Son varios los jóvenes sacerdotes que han retomado la antigua tradición de obsequiar a sus madres el manutergio de su ordenación, es decir, el paño de lino blanco usado para limpiar el aceite crismal con el cual el obispo que los ordena unge sus manos.
Herb y Theresa Waltz son una pareja de esposos proveniente de Bismarck en Dakota del Norte, Estados Unidos, que han enmarcado y colgado en una de las paredes de su hogar, dos paños blancos con manchas amarillentas que son del crisma con el que ungieron a sus dos hijos en el día de su ordenación sacerdotal.
El paño, llamado manutergium –del latín "manu" y "tergium", que quiere decir "toalla de mano"–, debe ser guardado por la madre a lo largo de su vida y ser enterrada sosteniéndolo en sus manos.
Cuando la madre se presente ante Dios, Él le dirá: "Te he dado vida. ¿Qué me has dado?". Ella entregará el manutergio para luego responder: "Te he dado a mi hijo como sacerdote" con lo que se puede obtener el ingreso al paraíso, según señala la tradición.
Sin embargo, aunque se trata de una bella costumbre cargada de gran afecto, cabe recordar que la salvación no se obtiene con objetos sino con el esfuerzo cotidiano por la santidad personal.
El P. Joshua Waltz, uno de los hijos de Herb y Theresa, y director de vocaciones de la diócesis de Bismarck e hijo de Theresa, explicó en una entrevista al National Catholic Register que cuando se enteró de esta tradición, quiso añadir aún más simbolismo.