SANTIAGO,
Hace 14 años la chilena Verónica Stoberg tenía 36 semanas de embarazo, hemorragia interna y muerte cerebral, un pronóstico desalentador. Hoy completamente recuperada, sabe que su historia fue obra de Dios y por la intercesión del beato español Faustino Míguez, que en octubre será declarado Santo, puede contar su historia y decir "los milagros todavía existen".
En 2003 Verónica Stoberg Tejo estaba embarazada de su cuarto hijo y todo marchó bien hasta que el 10 de septiembre se comenzó a sentir mal. Llegó grave a la clínica y le diagnosticaron: preeclampsia, hemorragia interna y estado de coma.
Su hijo Sebastián nació por cesárea y los médicos, sin poder detener la hemorragia, comunicaron a la familia que ya nada se podía hacer.
Entonces su marido fue a orar a la capilla del Instituto Calasancio de la Divina Pastora en La Florida, donde sus hijos eran alumnos y la madre superiora del colegio, hermana Patricia Olivares, lo invitó a rezar la novena del Beato Padre Faustino Míguez, fundador de la obra. Ese mismo día por la tarde, los signos vitales de Verónica mejoraron.
La madre Patricia invitó a toda la comunidad educativa a rezar y también iba todos los días a la clínica para orar junto a Verónica y llevar la reliquia del Padre Faustino. Ella sacaba el receptáculo redondo que contenía los huesos de un dedo del beato y lo ponía en el pecho de Verónica y en otras partes de su cuerpo.
"Yo sentía un fuego en mi pecho, no era un dolor, era como una energía que penetraba, era como un círculo. Cuando la madre me contó, yo me emocioné demasiado, fue una alegría muy grande", manifestó Verónica quien a pesar de estar inconsciente dijo sentirse siempre conectada a su entorno y en ese estado "pensaba en Dios, me entregaba a Dios y confiaba en El".