ROMA,
En el año 2014, Martin Baani aún era seminarista cuando arriesgó su vida para rescatar el Santísimo Sacramento y huir de su aldea natal Karamlesh. Dos años después de la liberación de la ciudad del control de los terroristas del Estado Islámico (ISIS), regresa con la Eucaristía a su pueblo para servir como sacerdote.
Baani tenía 24 años cuando el 6 de agosto de 2014 recibió una llamada de un amigo que le avisó que un poblado cercano había caído en manos del ISIS y que Karamlesh sería el siguiente.
Entonces, el joven se dirigió a la iglesia de San Addai y tomó el Santísimo Sacramento para evitar que los yihadistas lo profanen. Ese día, huyó en un auto junto con su párroco, el P. Thabet y otros tres sacerdotes.
A pesar de las amenazas del ISIS, Baani optó por quedarse en Irak en vez de huir con su familia a Estados Unidos. Se dirigió al Seminario de San Pedro ubicado en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí.
Allí Baani terminó sus estudios y en septiembre de 2016 fue ordenado sacerdote junto con otros seis diáconos.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) informó que a la ordenación asistieron cerca de 500 personas y que esta fue presidida por el Patriarca de la Iglesia Católica caldea, Mons. Louis Raphaël Sako. Ese día el P. Martin Baani dio un discurso de agradecimiento.