ROMA,
El Papa Francisco participó en una vigilia de oración en la que animó a los jóvenes a seguir adelante y a no detenerse a pesar de las dificultades, porque "solo el mundo puede cambiar si los jóvenes están en camino".
De esta manera respondió a los testimonios de 2 jóvenes: una religiosa de 30 años que relató su conversión y cómo la llamó Dios a la vida religiosa, y el de un joven de 23 años que en 2002 sufrió las consecuencias de un terremoto en Italia y quedó en silla de ruedas.
La vigilia en la Basílica de San Juan de Letrán se celebró en preparación a la Jornada Mundial de la Juventud de este Domingo de Ramos con el tema "Grandes cosas ha hecho por mí el Omnipotente".
La celebración fue promovida por la Secretaría General del Sínodo de los Obispos y el Dicasterio por los Laicos, la Familia y la Vida también para orar por el futuro Sínodo sobre "Lo jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional" que se celebrará en 2018.
"Esta tarde es un doble comienzo: hacia el Sínodo, que es de los jóvenes, y el segundo el camino hacia Panamá. Es un Sínodo del cual ningún joven debe sentirse excluido", improvisó el Pontífice.
"Es un Sínodo para y de todos los jóvenes, no sólo para los católicos. Los jóvenes son los protagonistas, pero también los que no creen en Dios, los que están alejados de la Iglesia, los que tienen una fe tibia, sí. Este es el Sínodo de los jóvenes y nosotros, todos, queremos escucharles porque todo joven tiene algo que decir a los demás, a los adultos, a las religiosas, a los obispos y al Papa".