El Papa Benedicto XVI señala que el acto de los peregrinos de colocar sus mantos en el suelo para que Jesús camine sobre ellos “pertenece a la tradición de la realeza israelita (2Re 9,13)”. El Santo Padre explica que el gesto realizado por los discípulos representa una entronización en la tradición de la monarquía davídica, apuntando a la esperanza mesiánica que de ella surgía.
Los peregrinos, continúa, “toman ramas de los árboles y entonan versos del Salmo 118, palabras de bendición de la liturgia de los peregrinos de Israel que en sus labios se transforman en una proclamación mesiánica: '¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en lo más alto!' (Mc 11,9-10, ver Sal 118,26)”.
7. Domingo de Ramos: “Hossana” es un grito de júbilo y una oración profética
En el tiempo de Jesús esta palabra tenía matices mesiánicos. En la aclamación se expresan las emociones de los peregrinos que acompañan a Jesús y a sus discípulos: la alabanza alegre a Dios en el momento de la entrada procesional, la esperanza de que la hora del Mesías había llegado.
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Al mismo tiempo era una oración que indicaba que el reinado davídico, y por lo tanto el reinado de Dios sobre Israel, sería restablecido.
8. La multitud que aplaudió la llegada de Jesús no es la misma que exigió su crucifixión
En su libro, el Papa Benedicto XVI argumenta que en los tres Evangelios sinópticos, así como en el de San Juan, se deja en claro que quienes aplaudieron a Jesús en su entrada a Jerusalén no fueron sus habitantes, sino las multitudes que lo acompañaban e ingresaron a la Ciudad Santa con Él.
Este punto se hace más claro en el relato de Mateo, en el pasaje que sigue al Hosanna dirigido a Jesús: "Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se agitó diciendo: '¿Quién es este?' Y las multitudes decían: 'Este es el profeta Jesús de Nazaret de Galilea'" (Mt 21,10-11).
Las personas habían oído hablar del profeta de Nazaret, pero no parecía tener ninguna importancia para Jerusalén, y la gente allí no lo conocía.
9. El relato de la Pasión goza de una especial solemnidad en la liturgia