Cuando Courtney Mitchell tenía 20 semanas de embarazo, su doctora le dijo que tenía cáncer y que para salvar su vida debía abortar, ella se negó y afirma que "recibí un milagro".
Courtney ya tenía un bebé de 9 meses cuando recibió la noticia junto a su esposo, Chris.
"Tenía 20 semanas de embarazo de mi hijo, Eli, cuando recibimos la noticia", escribe Courtney en un artículo publicado en el sitio web Life Action News, explicando que se trataba de un chequeo de rutina para conocer el sexo del bebé.
"En un momento estábamos eufóricos y abrazándonos, alegrándonos de que íbamos a tener un segundo hijo, y al siguiente nuestro mundo se detuvo por completo".
La doctora le dijo a la pareja que Eli tenía menos del 1% de posibilidades de sobrevivir y que de lograrlo padecería de triploidía, un raro desorden cromosómico, que puede causar hidrocefalia.
Pero había más. Le indicaron que tenía cáncer en la placenta y que "se extendería a mi cerebro, pulmones e hígado mientras tenga por más tiempo a Eli".