VATICANO,
En la homilía pronunciada en la Misa celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco recordó que "todos somos pecadores" y que debemos evitar caer en la corrupción a la que lleva el pecado.
"La única que no tiene pecado es la Virgen", señaló el Santo Padre, que comentó el fragmento del Evangelio de San Juan en el que los escribas y fariseos llevan ante Él a una mujer acusada de adulterio a la que querían lapidar. Pero Jesús le salva la vida y le perdona los pecados. También comentó el fragmento del libro de Daniel en el que los ancianos y jueces del pueblo condenaron a muerte a Susana acusándola falsamente de adulterio.
"Siempre ha habido en el mundo jueces corruptos. También hoy en todas las partes del mundo los hay", lamentó. Ahora bien: "¿Por qué surge la corrupción en una persona?", se preguntó.
El Pontífice explicó que una cosa es el pecado y otra la corrupción a la que lleva el pecado, porque la actitud del pecador puede ser la de decir: "Yo he pecado, he sido infiel a Dios, pero luego trato de no hacerlo más, o busco reconciliarme con el Señor, o al menos sé que no está bien lo que hago". Pero la corrupción se produce "cuando el pecado entra en tu conciencia y no deja espacio ni para el aire".
En el caso de los escribas y fariseos, que llevan a la mujer adúltera ante Jesús, Él "les responde con pocas palabras. Dice: 'El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra'. Y a la pecadora le dice: 'Yo no te condeno. No peques más'".
"Esta es la plenitud de la ley, no aquella de los escribas y de los fariseos que habían corrompido su mente haciendo tantas leyes, tantas leyes sin dejar espacio a la misericordia. Jesús es la plenitud de la ley, y Jesús juzga con misericordia".