17 de noviembre de 2024 Donar
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Hoy visitamos a Benedicto XVI, ¡una gran bendición para EWTN y el Grupo ACI!

Benedicto XVI y la delegación del Grupo ACI que lo visitó este viernes 31 de marzo. Foto: Grupo ACI

Eran las 16 horas en Roma. Un día precioso, primaveral, con los alrededores del Vaticano plagados de turistas que estos días visitan la Ciudad Eterna, sin duda una de las mejores épocas del año para estar aquí.

A esa hora, una pequeña delegación de la oficina de Roma de EWTN/Grupo ACI esperaba en la Puerta de Santa Ana –uno de los accesos al Vaticano– para ir a un encuentro privado con el Papa Emérito Benedicto XVI. El motivo: el primer aniversario de la muerte de la fundadora de EWTN, la Madre Angélica, al que pertenece el Grupo ACI, y el cumpleaños 90 de Joseph Ratzinger que se celebrará el próximo 16 de abril.

La delegación estaba conformada por el jefe de la oficina de Roma, Alan Holdren; Pilar Peiró, responsable del área de televisión; Emmanuele Latini, administrador; Mary Shovlain, corresponsal para EWTN News Nightly; Elise Harris, corresponsal de CNA; y Álvaro de Juana, corresponsal de ACI Prensa y EWTN Noticias.

El encuentro tuvo lugar en los jardines del Vaticano, junto a la gruta de Lourdes, uno de los lugares favoritos de Benedicto XVI y también de San Juan Pablo II.

El Papa Emérito rezaba el Rosario junto a su secretario personal y Prefecto de la Casa Pontificia, Mons. Georg Gänswein, tal y como hace cada tarde sentado en un pequeño banco. En ocasiones, como esta, al acabar de rezar recibe a alguna persona, a quien saluda durante unos minutos.

Tras unos momentos de espera, Mons. Gänswein llamó al equipo de EWTN/Grupo ACI para que nos acerquemos. Rápidamente el Papa Emérito se levantó, y Alan Holdren hizo las presentaciones.

El responsable de la oficina en Roma le explicó al Pontífice la labor que realizamos desde la oficina de Roma junto a todo el grupo de comunicación y que tiene como principal objetivo evangelizar a través de la información.

Holdren le manifestó el amor que todos los trabajadores tenemos hacia la Iglesia y hacia su persona. Benedicto se sorprendió de que en la oficina de Roma trabajemos 25 personas. "¡Cuántas!", dijo sorprendido.

"Santidad, traemos algunas cartas para usted", dijo Alan mientras se las entregaba. Benedicto XVI miró los 5 sobres y con una gran humildad afirmó: "Creo que no me va a ser posible responder a todas".

A continuación, le saludamos uno a uno. Me presenté como corresponsal de ACI Prensa/EWTN Noticias. Enseguida me tendió la mano y luego me estrechó ambas con afecto. "Santidad, me llamo Álvaro, tengo 33 años y soy de Madrid. Estoy en Roma desde hace dos años, así que digamos que he dejado 'a la Madre Patria' para trabajar en ACI Prensa". Benedicto XVI sonrió y exclamó: "¡Madrid!".

"Hablo 'itañolo'", le dije, a lo que Mons. Gänswein y Benedicto XVI respondieron con una sonrisa.

El Santo Padre me miraba atentamente a los ojos, al tiempo que escuchaba mis palabras, sin soltar mis manos. "¿Qué ecos tiene sobre la situación de España?", me preguntó. Una cuestión que me sorprendió y a la que intenté responderle de manera breve.

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Por último, le pedí oraciones por mi familia y por mí mismo: "Voy a rezar, aseguro mis oraciones", dijo rápidamente.

Después saludó a mis compañeros. A cada uno le dedicó unos minutos, escuchando lo que le decían y preguntándoles también algunas cosas.

Luego bendijo nuestros rosarios y nos hicimos una foto grupal.

Al despedirnos, Benedicto XVI nos agradeció la visita y dijo claramente: "Gracias por todo el trabajo que hacen". Respondimos, casi al unísono: "Gracias Santidad, rezamos por usted".

Nos alejamos y lo vimos subir al pequeño papamóvil abierto, diferente al que estamos acostumbrados a ver con Francisco, y que se acababa de acercar hasta él para llevarle de vuelta al Monasterio Mater Ecclesiae en el cual reside.

Mons. Gänswein le ayudó a subir y nosotros nos detuvimos de nuevo para verlo pasar. Justo en ese momento, nos saludó de nuevo con la mano, mientras el vehículo disminuía la velocidad.

A la vez que veíamos alejarse al Pontífice, los seis privilegiados que pudimos saludarle rezamos en la gruta de Lourdes y emprendimos emocionados el camino de vuelta para contar a los compañeros de la oficina todo lo que acabamos de vivir. Inolvidable.

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