Cuando estaba en el vientre materno, a la pequeña Zoe se le diagnosticó la fractura de muchos de sus huesos y que vendría al mundo con "algo malo", por lo que los médicos le propusieron a los padres el aborto, algo que rechazaron rotundamente.
Después del parto a la niña se le diagnosticó osteogénesis imperfecta (OI) tipo III, un tipo de enanismo que ocasiona que los huesos sean extremadamente frágiles y que tenga una expectativa de vida un poco más corta que la media. Esto la obliga a usar una silla de ruedas para movilizarse.
El sitio provida Live Action News, relata que a los padres de la niña, Chelsea y Curtis Lush, los médicos les aseguraron que no sobreviviría, por lo que les sugirieron abortar y que donen el cuerpo de la niña para investigaciones científicas.
"El especialista recomendó o sugirió que podríamos terminar el embarazo, pero significaba más que eso para nosotros. Era nuestro primer hijo juntos", dijo la madre, Chelsea a la BBC.
Por su parte, Curtis, el padre, dijo que "contemplaron realmente el aborto" porque el doctor les decía que era la decisión "más humana" que podían tomar.