MILÁN,
Una de las etapas más importantes de la visita del Papa Francisco a Milán ha sido su visita a la cárcel de San Vittore, donde habló con algunos presos, almorzó con otros tantos y después reposó durante unos 30 minutos en una habitación del recinto.
Después de rezar el ángelus, acompañado del Arzobispo de Milán, Cardenal Scola, se trasladó hasta la prisión. A su llegada fue acogido por empleados de la misma, así como por el capellán, P. Marco Recalcati.
En la entrada, el Papa saludó al personal y a la dirección de la cárcel, así como a la policía penitenciaria. Después, en varias zonas de la cárcel, Francisco saludó a los detenidos, con algunos de los que compartió el almuerzo luego.
El Santo Padre y unos 100 reclusos se sentaron a una mesa de unos 50 metros y compartieron un menú típico milanés: arroz con azafrán, milanesa y papas fritas con alcachofas.
"Su Santidad, buenos días, sea bienvenido. Con inmensa emoción le damos las gracias por esta visita suya inesperada a San Vittore, gracias por haber elegido nuestra cárcel entre todas las de Lombardia", ha leído uno de los presos en nombre de todos como saludo a Francisco, según publica Avvenire.
"Nos sentimos privilegiados y lo somos, porque con todos los males que hay en el mundo, las adversidades y las personas que sufren, que seguramente están más necesitadas, no obstante sus innumerables compromisos, como representante de la Iglesia, usted ha querido dedicarnos su tiempo".