Considerando estos y otros factores, la Iglesia decide en ocasiones un castigo distinto a la dimisión del estado clerical y en su lugar condena al acusado, por ejemplo, a una vida de oración y penitencia.
El P. Astigueta recalcó que ofrecer ayuda a las víctimas y hacer justicia es siempre la prioridad máxima de la Iglesia cuando se trata de abusos cometidos por clérigos, pero la Iglesia también muestra su preocupación por el pecador.
El canon 1350 inciso 2 establece "que existe un deber de caridad hacia" los sacerdotes abusadores, es decir "ayudarlos y cuidarlos en la medida que la persona se deje ayudar".
Además, según el canonista, si la Iglesia destituye inmediatamente del estado clerical a todo sacerdote abusador, esto podría causar más daño. "A veces nos encontramos en situaciones en que si estas personas son arrojadas a la calle, estoy soltando a un posible asesino en serie", advirtió el P Astigueta.
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La misericordia en casos de abusos "nunca va contra la justicia" ya que el primer acto de misericordia es "decir la verdad". Una vez conocida esta verdad, el agresor puede ser sancionado "para evitar que la pena sea una venganza", insistió el sacerdote.
¿En qué consiste una vida de oración y penitencia?
Los sacerdotes ancianos declarados culpables de abusos sexuales son los que generalmente se encuentran en esta situación, mientras que los más jóvenes con algún tipo significativo de trastorno mental suelen ser enviados a comunidades terapéuticas.
El P. Astigueta explicó que en la vida de oración y penitencia "la persona está aislada, a veces más, a veces menos" y generalmente "no tiene acceso directo al teléfono o al televisor, y debe dedicarse a leer, rezar y caminar dentro de la casa".
En algunos casos se le prohíbe salir de la casa a la que ha sido confinado, sin permiso, bajo pena de incurrir en más sanciones. Si un sacerdote que recibe esta sentencia no quiere obedecer, la Iglesia "puede imponerle la dimisión" del estado clerical.
La Iglesia "no es una prisión", sostuvo el P. Astigueta, "no tiene un sistema penitenciario como un estado, pero alguien debe vigilar a aquellos que han sido removidos del ministerio".