MADRID,
Los 650 millones de dólares públicos canadienses que el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha prometido gastar en los próximos tres años para llevar el aborto a las mujeres que no tienen acceso, ha traído una gran polémica.
El Primer Ministro canadiense justifica su decisión en que así "garantiza que las mujeres puedan decidir sobre su futuro".
El escenario para semejante mensaje no fue casual, ni podría haberlo sido. Fue el pasado 8 de marzo, día de la mujer trabajadora y día de la mayor huelga feminista que se recuerde en años, cuando Trudeau lanzó su apoyo a las mujeres del mundo con dinero canadiense para abortar.
No lo hizo hace una semanas, cuando los principales promotores de la iniciativa "She Decides" (Ella decide) -como han llamado a esta colaboración internacional por el aborto- se reunieron en Holanda para debatir como contrarrestar la paralización de los fondos internacionales que cortó Donald Trump nada más llegar a la presidencia.
Una iniciativa que arrancó de la ministra holandesa socialista Liliane Ploumen después de que Trump cumpliese su promesa electoral y que poco a poco contó con más apoyos, en especial de países occidentales.
A la iniciativa se sumó Canadá desde el principio, que anunció que donaría 20 millones de dólares a la campaña, una cifra similar a la del resto de países. Nada comentó de esos otros 650 millones, para lo que se esperó a un mejor escenario.