VATICANO,
El Papa Francisco concluyó esta mañana los ejercicios espirituales por Cuaresma en los que participó junto a los miembros de la Curia del Vaticano durante esta semana en la localidad de Ariccia, agradeció al sacerdote que dirigió las reflexiones y compartió una divertida anécdota sobre la importancia de las meditaciones.
En sus palabras de agradecimiento dirigidas al sacerdote franciscano P. Giulio Michelini, el Santo Padre recordó la anécdota de un "gran predicador español a quien, luego de una gran prédica bien preparada, se le acercó un hombre –gran pecador público– en lágrimas, pidiendo la confesión: se ha confesado, una catarata de pecados y lágrimas, pecados y lágrimas".
"El confesor, asombrado, porque conocía la vida de este hombre, le preguntó: '¿Me puede decir en qué momento ha sentido que Dios le tocó el corazón? ¿Con qué palabra?'. 'Cuando usted dijo: 'Pasamos a otro argumento' (risas)".
En ocasiones, reflexionó el Pontífice, "las palabras más simples son las que ayudan, o las más complicadas: a cada uno el Señor le da la palabra (justa)".
Francisco agradeció al P. Michelini "por el bien que has querido hacernos y por el bien que nos has hecho. Primero que nada, por mostrarte como eres, natural, sin caretas. Natural, sin cosas artificiales, con todo el bagaje de tu vida: los estudios, las publicaciones, los amigos, los padres, los jóvenes frailes a los que debes custodiar… todo, todo. Gracias por ser 'normal'".
En segundo lugar, continuó el Papa, "quiero agradecerte por el trabajo que has hecho, por cómo te has preparado. Esto significa responsabilidad, tomar las cosas en serio".