VATICANO,
A partir del 22 de marzo, los peregrinos que lo deseen podrán visitar la tumba de Cristo en la Basílica del Santo Sepulcro, en Jerusalén.
La tumba se encuentra en un pequeño templo conocido como Edículo construido en el interior de la Basílica del Santo Sepulcro, en Jerusalén. La restauración de esta construcción similar a una capilla, era inaplazable si se quería conservar el lugar más importante de la cristiandad.
El lugar en el que fue depositado el cuerpo de Cristo después de la crucifixión esta en mal estado como consecuencia de una serie de movimientos sísmicos en 1927, y por la falta de las necesarias labores de mantenimiento durante décadas.
En mayo de 2016 comenzaron las obras de restauración con gran interés mediático, pues por primera vez se iba a sacar a la luz la losa de piedra sobre la que reposó el cuerpo de Cristo antes de la resurrección.
Diez meses más tarde, las obras han finalizado y los fieles podrán acudir nuevamente a rezar ante el Santo Sepulcro.
Desde el año 1947, la situación del Edículo era grave. Sus serias deficiencias estructurales obligaron a las autoridades británicas, que en aquel momento controlaban Jerusalén y Palestina, a instalar unas vigas de acero para evitar su derrumbe. Ahora, finalizada la restauración, esas vigas han sido retiradas.