Cada 7 de febrero la Iglesia Católica conmemora a la Beata María de la Providencia, religiosa francesa que fundó la Sociedad de las Auxiliadoras de las Almas del Purgatorio, o, Sociedad Auxiliadora de las Almas del Purgatorio, una congregación religiosa femenina cuyo propósito es el rescate de las almas del purgatorio a través de obras de misericordia espirituales y corporales.
Por esa parte de la Iglesia que purga sus pecados
María Eugenia Smet, nombre de la beata antes de incorporarse a la vida religiosa, nació en Lille, Francia, en 1825. Estudió en un colegio de religiosas (Colegio del Sagrado Corazón) donde le inculcaron la devoción a la Divina Providencia, así como el deseo de salvar para Dios a las benditas almas del Purgatorio. María Eugenia tenía una sensibilidad especial por esa parte de la Iglesia que permanece expectante de alcanzar la plenitud de la redención. Aquella preocupación espiritual marcaría el inicio de su inclinación a la vida religiosa, entendida ésta, de manera especial, como una vida de oración e intercesión por el mundo.
Al terminar sus estudios (1843) inició un trabajo solidario con los pobres. Solía cocinar y llevar el alimento a indigentes y enfermos. En 1852 hizo un voto privado de castidad, y en 1855, por consejo del Santo Cura de Ars y de otros sacerdotes, se unió en París a otras jóvenes para fundar la comunidad de las "Auxiliadoras de las Almas del Purgatorio".
La Sociedad de las Auxiliadoras de las Almas del Purgatorio
Con la ayuda de un sacerdote jesuita, redactó las Constituciones de la nueva comunidad, inspiradas en la regla de la Compañía de Jesús, las cuales serían aprobadas en 1859. Ese mismo año, frente al Arzobispo de París, 28 mujeres juraron cumplir a perpetuidad las Reglas de la nueva Congregación.