VATICANO,
En la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco alentó a los fieles a pedirle al Señor la gracia de la "santa vergüenza" como remedio ante las tentaciones de la ambición y la mundanidad que también se dan en la Iglesia.
Meditando en las lecturas de hoy, el Santo Padre recordó que Jesús les explica a sus discípulos que "si uno quiere ser el primero, debe hacerse servidor de todos".
El Pontífice también pidió rezar por la Iglesia, "por todos nosotros", para que Dios defienda a cada uno "de las ambiciones, de la mundanidad de sentirse más grande que los otros".
"Que el Señor nos dé la gracia de la vergüenza, aquella santa vergüenza, cuando nos encontremos en esa situación, ante la tentación, de avergonzarnos: '¿Soy capaz de pensar así? ¿Cuándo veo a mi Señor en la cruz y quiero usarlo para creerme más?"
"Y nos dé la gracia de la simplicidad de un niño: de comprender que solo el camino del servicio… Y tal vez, imagino una última pregunta: '¿Señor te he servido toda la vida. He estado hasta lo último toda la vida. ¿Y ahora qué? ¿Qué cosa nos dice el Señor? Di de ti mismo: 'Soy un siervo inútil'".
Refiriéndose al pasaje del Evangelio en el que los discípulos discuten sobre quién es el mayor entre ellos, Francisco resalta que "era gente buena que quería seguir al Señor, servir al Señor. Pero no sabían que el camino del servicio al Señor no era tan fácil, no era como enrolarse en una entidad, en una asociación de beneficencia, para hacer el bien: no, era otra cosa. Tenían temor de esto. Y luego está la tentación de la mundanidad: desde el momento en que la Iglesia es Iglesia hasta hoy, esto ha sucedido, sucede y sucederá".