VATICANO,
"En primer lugar está la inviolable dignidad de cada persona humana, desde el momento de su concepción hasta su último respiro", afirmó el Papa Francisco esta mañana en el Vaticano, en la audiencia a los participantes en el encuentro de la Comisión de Caridad y Salud de la Conferencia Episcopal Italiana.
En la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre advirtió contra la cultura del descarte "que penaliza a los más débiles" y llamó a situar en el centro de la atención sanitaria a los enfermos y no a dejarlos en un segundo plano.
El Pontífice alabó la labor de tantos trabajadores sanitarios "que con sus manos tocan cada día la carne sufriente de Cristo, y eso es un gran honor y una gran responsabilidad".
También se refirió a los voluntarios "que, con generosidad y competencia, se esfuerzan en aliviar y humanizar las largas y difíciles jornadas de tantos enfermos y ancianos que están solos, sobre todos a los pobres y personas sin hogar".
El Papa indicó que vivimos en un período de "fuertes cambios sociales y culturales, y hoy podemos constatar una situación de luces y sombras".
En cuanto a las luces, reconoció que "ciertamente, la investigación científica ha avanzado, y debemos reconocerlo por los beneficiosos resultados obtenidos para curar, incluso para erradicar, ciertas patologías".