REDACCION CENTRAL,
Hoy, 10 de febrero, la Iglesia celebra a Santa Escolástica, religiosa italiana, hermana melliza de San Benito de Nursia, fundador del monacato occidental, patrono de Europa. Al lado de su hermano, Escolástica contribuyó a la formación, fortalecimiento y desarrollo de la vida contemplativa dentro de la Iglesia desde finales del s. V.
Escolástica y Benito se consagraron desde muy jóvenes a Dios y compartieron el espíritu de lo que hoy conocemos como espiritualidad benedictina, alcanzando, a través de esta, la santidad.
Llamados a la santidad desde el vientre
Los benedictinos señalan que mientras Benito residía en el célebre monasterio que fundó, Montecassino (Italia), Escolástica se estableció en el monasterio de Plombariola, fundado también por su hermano, con la idea de albergar a las mujeres que quisieran vivir dedicadas a la contemplación. Allí, Escolástica llegó a ser abadesa.
Otras fuentes indican como probable que la santa haya vivido no exactamente en un monasterio, sino en una ermita, junto a una o dos religiosas, construida en la base del monte en cuya parte más alta estaba el monasterio en el que vivía su hermano (Montecassino).
Sea como fuere, los hermanos mantuvieron un lazo espiritual a todas luces ejemplar para quienes desean seguir a Cristo de cerca, a través de la oración. Quizás entre ellos hubo esa "complicidad" que tienen los hermanos, pero encaminada a agradar al Señor.