Cada 10 de febrero la Iglesia Católica celebra la fiesta de San José Luís Sánchez del Río, el niño mexicano que entregó la vida en el martirio durante la persecución religiosa desatada en México en la segunda década del siglo XX.
José Luis Sánchez del Río nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo, Michoacán (México). Fue el último de varios hermanos. Desde pequeño dio muestras de fervor religioso y compromiso con el catolicismo de su país, que se encontraba bajo la permanente amenaza del anticlericalismo imperante en los círculos de poder político.
Como muchos niños y jóvenes católicos del pueblo donde nació, José se unió a las ACJM (Asociación católica de juventud mexicana), organización fundada en 1913 por el sacerdote jesuita P. Bernardo Bergöend. A finales de la década de los veinte la ACJM se uniría a las protestas contra la denominada “Ley Calles”, hecha a la medida para cercenar la fe de un pueblo fervientemente católico como es el mexicano.
Ley Calles
En 1926, las leyes anticlericales del gobierno del presidente de México, Plutarco Elías Calles, obligaron a la Iglesia Católica a suspender el culto público en el país. En ese momento, José tenía apenas trece años y cinco meses.
Como respuesta a las disposiciones gubernamentales orientadas a restringir la libertad religiosa, laicos, presbíteros y religiosos decidieron levantarse en armas en defensa de la fe en Jesucristo. A este grupo de valientes católicos se les denominó “cristeros”. José, a pesar de su corta edad, terminaría formando parte de dicha milicia.