VATICANO,
El Papa Francisco recordó, en la Audiencia General del miércoles, a Takayama Ukon, conocido como "el samurái de Cristo", que fue beatificado el 7 de febrero en la ciudad japonesa de Osaka y lo puso como ejemplo de fortaleza en la fe y en la caridad.
"Ayer, en Osaka, en Japón, fue proclamado Beato Justo Takayama Ukon, fiel laico japonés, muerto como un mártir en el 1615", dijo el Pontífice.
"Renunció a honores y comodidades aceptando las humillaciones y el exilio. Se mantuvo fiel a Cristo y al Evangelio; por eso representa un admirable ejemplo de fortaleza en la fe y de dedicación a la caridad".
Takayama nació en 1552, tres años después que el misionero jesuita San Francisco Javier llevara el cristianismo a Japón. Su familia, que era noble, ayudaba en las actividades misioneras en Japón y eran protectores de cristianos y misioneros jesuitas.
En 1587, cuando se había iniciado la persecución contra la Iglesia en su país, Takayama y su padre abandonaron sus tierras y honores para no luchar contra sus hermanos y mantener la fe.
La ceremonia de beatificación tuvo lugar en el estadio Osaka-jo Hall y fue transmitida por la televisión japonesa. Estuvo presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, en representación del Papa Francisco.