OSAKA,
Este martes 7 de febrero fue beatificado en Osaka (Japón), Justo Takayama Ukon, un samurái del siglo XVI que prefirió renunciar a sus bienes, vivir en la pobreza y morir en el exilio antes que renunciar a su fe católica.
Takayama nació en 1552, tres años después que el misionero jesuita San Francisco Javier llevara el cristianismo a Japón. Su familia, que era noble, ayudaba en las actividades misioneras en Japón y eran protectores de cristianos y misioneros jesuitas.
En 1587, cuando se había iniciado la persecución contra la Iglesia en su país, Takayama y su padre abandonaron sus tierras y honores para no luchar contra sus hermanos y mantener la fe.
Luego, cuando el shogun Tokugawa prohibió definitivamente el cristianismo en 1614, Takayama fue al exilio y lideró un grupo de 300 católicos japoneses que partieron a las Filipinas. El ahora beato murió el 4 de febrero, después de haber sido debilitado por la persecución en Japón.
La ceremonia de beatificación de este martes, se realizó en el estadio Osaka-jo Hall y fue transmitida por la televisión japonesa. Tuvo una duración de tres horas y contó con más de 10 mil asistentes.
Fue presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, en representación del Papa Francisco.