Cada 1 de febrero, la Iglesia recuerda a Santa Brígida de Kildare, quien comparte el patronazgo de Irlanda junto a San Patricio y San Columbano.
A Santa Brígida se le considera fundadora del monacato femenino en su país. Es reconocida como mujer de profunda espiritualidad y apóstol de su pueblo. Su nombre ha sido perennizado gracias a la célebre “Cruz de Santa Brígida”, tradicionalmente hecha de juncos y que la santa habría utilizado cada vez que se dirigía al pueblo o a sus hijas e hijos espirituales para proclamar el Evangelio de Jesucristo.
Libre para servir a Dios
Brígida vivió entre los años 451 y 525. Nació en la ciudad de Faughart, ubicada al norte de Irlanda y, según la tradición, fue hija de un rey pagano y una esclava. Desde temprana edad conoció el cristianismo y consagró su vida a Dios.
Esa misma tradición señala que Brígida obtuvo su libertad gracias a la precocidad de su virtud, y fue bautizada por el mismo San Patricio (ca. 386-461). Posteriormente recibiría el velo de las vírgenes de manos de San Melo (... - 488), Mel de Ardagh, sobrino del más célebre santo irlandés.
Sierva de Irlanda