REDACCION CENTRAL,
"No es difícil ser santos", fue la frase que inspiró a Jan Tyranowski y luego repetía a Karol Wojtyla –quien años más tarde se convertiría en el Papa San Juan Pablo II– mientras este último discernía su vocación sacerdotal en la parroquia salesiana de Cracovia-Debniki.
El pasado 21 de enero el Papa Francisco autorizó la promulgación, por parte de la Congregación para las Causas de los Santos, del decreto de las virtudes heroicas de este laico Siervo de Dios.
Después de concluir la fase diocesana y la primera fase romana, solo falta un milagro reconocido para que este sastre de profesión, mentor y amigo de San Juan Pablo II sea beatificado.
Jan Tyranowski nació en Polonia el 9 de febrero de 1901. Su padre era sastre, pero Jan se convirtió en contador. Le gustaba caminar por la montaña, estaba interesado en la ciencia y lenguas extranjeras, en la jardinería, e incluso en la psicología.
Tras una enfermedad producida por estrés, dejó la contabilidad en 1930, y luego recogió la sastrería de su padre y empezó a trabajar en casa. Fue en aquel tiempo cuando se unió al apostolado de la Acción Católica.
Tyranowski se involucró cada vez más en las actividades parroquiales y su trabajo, pero le faltaba algo más. En 1935, durante la homilía de un sacerdote salesiano recibió un fuerte llamado que lo llevó a iniciar una vida espiritual profunda.