VATICANO,
El Cardenal Roger Etchegaray, Presidente Emérito del Pontificio Consejo Justicia y Paz, deja el Vaticano para regresar a Francia, su país natal, luego de una larga y destacada labor apostólica, como fue la construcción de puentes entre la Santa Sede y Cuba, y que llevaron a la histórica visita de San Juan Pablo II a la isla en 1998.
La noticia de la partida del Purpurado fue difundida por Angelo Scelzo, exsubdirector de la Sala de Prensa de la Santa Sede y buen amigo del Cardenal francés de 94 años, quien deja su casa en la plaza San Calisto en Roma para regresar a Bayona en Francia, donde vivirá con su hermana Maite en una casa de retiro.
El Cardenal Etchegaray tuvo la oportunidad de despedirse del Papa Francisco y de Benedicto XVI, afirmó Scelzo en un artículo publicado el 20 de enero en el periódico de la Conferencia Episcopal Italiana, Avvenire.
Sacerdote con un profundo toque humano, el Cardenal Etchegaray nació en 1922 en la localidad de Espelette (Francia), siendo el primero de tres hijos. Se ordenó sacerdote en 1947, estuvo entre los peritos del Concilio Vaticano II y fue también Vicario de la Acción Católica. Además fue vicesecretario y secretario general de la Conferencia Episcopal Francesa entre 1961 y 1969; y Arzobispo de Marsella de 1970 a 1985.
Ya en la Curia Romana, sirvió como Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz de 1984 a 1998; y dirigió el Pontificio Consejo Cor Unum de 1984 a 1995.
Pero esto es solo una observación menor si se reflexiona sobre toda una vida cuyos hechos marcaron una era en la Iglesia Católica.