VATICANO,
El Papa Francisco clausuró la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se ha celebrado desde el pasado 18 de enero al presidir las Segundas Vísperas en la Solemnidad de la conversión de San Pablo en la basílica de San Pablo Extramuros.
En la celebración estuvieron presentes representantes de otras confesiones presentes en Roma.
En la homilía, el Pontífice indicó que "para la Iglesia, para cada confesión cristiana, es una invitación a no apoyarse en programas, cálculos y ventajas, a no depender de las oportunidades y de las modas del momento, sino a buscar el camino con la mirada siempre puesta en la cruz del Señor; allí está nuestro único programa de vida".
A continuación, la homilía completa del Papa:
El encuentro con Jesús en el camino de Damasco transformó radicalmente la vida de san Pablo. A partir de entonces, el significado de su existencia no consiste ya en confiar en sus propias fuerzas para observar escrupulosamente la Ley, sino en la adhesión total de sí mismo al amor gratuito e inmerecido de Dios, a Jesucristo crucificado y resucitado.
De esta manera, él advierte la irrupción de una nueva vida, la vida según el Espíritu, en la cual, por la fuerza del Señor Resucitado, experimenta el perdón, la confianza y el consuelo. Pablo no puede tener esta novedad sólo para sí: la gracia lo empuja a proclamar la buena nueva del amor y de la reconciliación que Dios ofrece plenamente a la humanidad en Cristo.