VATICANO,
La homilía del Papa Francisco en la Misa que celebró en la Casa Santa Marta se centró en el Evangelio del día en el que una gran multitud sigue a Jesús e incluso los malos espíritus reconocían que era el Hijo de Dios. El Pontífice alertó entonces de los espíritus del mal que intentar llevar al hombre por caminos equivocados.
Francisco habló sobre cómo en el relato evangélico los espíritus impuros reconocían que Jesús era el Hijo de Dios. "Esta es la verdad; esta es la realidad que cada uno de nosotros siente cuando se acerca a Jesús. Los espíritus inmundos buscan impedirlo, nos hacen la guerra. 'Pero padre, yo soy muy católico, voy siempre a Misa. Nunca, nunca tengo estas tentaciones. Gracias a Dios ¡no!".
"¡Reza, porque estás en un camino equivocado!", dijo el Papa. "Una vida cristiana sin tentaciones no es cristiana: es ideológica, es agnóstica, pero no cristiana. Cuando el Padre lleva a la gente a Jesús hay otro que te lleva a lo contrario y te hace la guerra desde dentro, y por eso San Pablo habla de la vida cristiana como de una lucha: una lucha de todos los días. ¡Una lucha!".
Se trata de una lucha "para vencer, para destruir el imperio de Satanás, el imperio del mal". Y para eso "ha venido Jesús, ¡para destruir a Satanás! Para destruir su influencia sobre nuestros corazones". Por tanto, el Padre "lleva a la gente a Jesús" mientras que el espíritu del mal "buscar destruir, ¡siempre!".
El Pontífice se preguntó si realmente uno lucha contra el mal y señaló que si uno quiere ir hacia delante "¡debes luchar!, sentir que el corazón lucha, para que Jesús venza".
"Pensemos como es nuestro corazón: ¿siento esta lucha en mi corazón? Entre la comodidad o el servicio a los otros, entre divertirme un poco o hacer una oración y adorar al Padre, entre una cosa y la otra, ¿siento la lucha? ¿Quiero hacer el bien o hay algo que me detiene, me vuelve ascético? ¿Creo que mi vida conmueve el corazón de Jesús? Si no creo esto, tengo que rezar mucho para creerlo, para que me sea dada esta gracia".