MADRID,
Akiko Tamura había salvado vidas en el quirófano. Durante años ejerció como cirujano del tórax, pero en su interior sabía que Dios le pedía más. A pesar de estar feliz con su vida y su profesión, desde que hizo la primera comunión supo que el Señor le pedía todo.
Al principio "la idea de ser carmelita descalza me parecía una auténtica payasada", pero Dios le hizo ver que, con 37 años, la quería en el Convento del Buen Pastor que esta congregación tiene en Zarautz, Guipúzcoa en España.
Según cuenta en el programa "Cambio de Agujas" de la Fundación EUK Mamie-HM Televisión, el padre de Akiko, de origen japonés, se convirtió al catolicismo del budismo sintoísta gracias a la oración de su madre, católica y española.
"Cuando mi padre se bautizó, sus hermanas –mis tías- cuentan que cambió a mucho mejor. Había encontrado a Dios", explica.
Cuando Akiko tenía cinco años le diagnosticaron a su abuela, que vivía en Tokio, cáncer de ovario terminal. Junto con su padre y un hermano viajaron para estar con ella en los últimos momentos.
"Cuando mi abuela estaba muriendo pidió ser bautizada y fue mi padre quien lo hizo. Después ella murió. Ese momento me impactó mucho. Después me contaron que durante su enfermedad, mi abuela tuvo un crucifijo y una estampa de San Josemaría debajo de su almohada".