MADRID,
La madre Patricia Olivares Arévalo es religiosa del Instituto Calasancio de la Divina Pastora y fue testigo de cómo Verónica Stobert se recuperó, contra todo pronóstico, de lo que los médicos consideraban sería una muerte segura.
La madre Patricia trabajaba en el colegio que el Instituto Calasancio de la Divina Pastora tiene en La Florida en Santiago de Chile, en septiembre de 2003. Según cuenta a ACI Prensa, Verónica Stobert llevaba a sus tres hijos a este colegio y estaba muy involucrada en las actividades como catequista.
"Verónica estaba esperando su cuarto hijo, una niña. Ella estaba bien, pero el 10 de septiembre de 2003, por la tarde comenzó a encontrarse peor y peor. Tenía muchísimo dolor. En el hospital vieron que tenía preclampsia, es decir, la tensión muy alta, lo que hizo que le explotara el hígado. No paraba de sangrar. Mediante una cesárea sacaron al bebé para salvarlo, pero ella estaba tremendamente mal. A media noche del primer día la operaron del hígado", cuenta la religiosa a ACI Prensa.
Un día después, el 11 de septiembre, se avisó en colegio lo que había pasado.
"Pusimos el altavoz y pedimos oraciones a todos los cursos por la madre. Repartimos la novena del P. Faustino y se rezó de manera completa en todos los cursos, todos los días desde ese momento. El grupo de pastoral, en el que estaba involucrada Verónica, también se reunió para orar y muchos padres del colegio comenzaron a pasar por la capilla, antes de las ocho de la mañana, para orar por ella", asegura.
Todo el colegio de la Divina Pastora de La Florida se volcó en oraciones y también donando sangre para la madre, que seguía en estado crítico. "Más de 200 personas del colegio donaron sangre para Verónica, en el hospital no daban abasto. Pero ella no retenía las transfusiones".